pese al caos del traslado y la mudanza estos días, cajas y cajas sin desembalar, pilas de ropa arrugada en todas partes, cientos de libros en los pasillos, gripe, cambio de hábitos y jet lag, disfruto más que nunca esta vez preparando el nuevo Vinalia Trippers, Spanish Quinqui, y el suplemento de poesía que dedicamos en este número a El Ángel, recibiendo relatos y poemas e ilustraciones y entrevistas y artículos, leyéndolos, archivándolos, saboreándolos, ordenándolos, asignándoles ilustrador, ultimando detalles y sorpresas de última hora y dándole vueltas al nuevo diseño de la revista... pienso en ello estos días, en los 17 años, desde 1996, que llevo haciendo lo mismo, poniendo toda la carne en el asador en cada nueva entrega, coordinando cada número con Silvia y Xen y Cusco (en su día) y ahora Rodrigo, en las memorables fiestas de presentación y los conciertos y encuentros y lecturas que hemos organizado, en los cientos de contactos y amigos que gracias a Vinalia hemos hecho y en los proyectos que a raíz de ello han surgido, en el cariño que le hemos puesto al asunto y en lo mucho que sin forzarlo y sin buscar nada cambio, contra todo pronóstico (los hay que se tirarán de los pelos por ello: que se mueran los feos) hemos logrado... todo afortunadamente sigue igual, 17 años después seguimos en lo mismo los mismos, las mismas ganas, la misma idea y el mismo proyecto, las buenas vibraciones y los mejores latidos, el no habernos vendido nunca al sistema, el seguir con la misma pureza persiguiendo un sueño y el gozo, en suma (y esto es lo básico y más importante: el motor de la nave), de editar con la misma ilusión la revista... le hemos dado mucho a Vinalia estos años, pero Vinalia nos ha devuelto a la larga más, mucho más, un motivo para luchar y expresarnos, para ser y estar en la tierra, una razón y un sentido, el privilegio de editar a los mejores cerebros de nuestra generación sin presiones ni subvenciones ni servidumbres de ningún tipo, por amor al arte, independientes y libres, al margen de babilonia siempre y con las mismas consignas, y pese a todo (mientras el clero y el estado se tambalean: que se vayan los necios) seguir, número a número, vivos...
por ello
(y por vosotros, tripulantes)
brindo
Vicente Muñoz Álvarez
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