Ya casi estamos llegando. Stop. Pillamos agujero negro a la derecha después del stop. Stop. Y os invadimos. Stop.
lunes, 31 de mayo de 2010
María Couceiro Fernández
María Couceiro Fernández
A Coruña (1978)
Poeta y diseñadora gráfica.
Autora del poemario ilustrado “La Gran Actuación”(Editorial Glayiu 2009).
Tiene su propia marca de camisetas “Maleables” que ella misma cose a mano.
Ha colaborado en diversas revistas culturales tanto con poemas como con ilustraciones.
blog: La Gran Actuación
domingo, 30 de mayo de 2010
sábado, 29 de mayo de 2010
SO SAY WE ALL by Javier Esteban.
Me gusta mucho la ciencia ficción. Escribirla, ya no tanto, porque cuando escribes ciencia ficción te ves obligado a plegarte a toda una deriva estructural asfixiante de núcleos duros de lectores y editoriales que, además, tienen un concepto reduccionista de la literatura que no compartes. Al menos en España. Y esto no es una crítica o un juicio sobre el género ni sobre el fandom. Es una opinión y seguramente una generalización abusiva y no tiene ninguna validez filológica ni pollas. Pero no contribuyen a mejorarla historias como esta que cuenta mi colega Fco. Javier Pérez. He visto a estas alturas a demasiada gente arriesgar y darse la Gran Hostia con la realidad de que muchos de esos lectores activos y estupendos sólo mueven el culo lejos del teclado para ir a la Fnac o a El Corte Inglés o a las cuatro tiendas concentradas en dos calles de Madrid y Barcelona. Te quitan las ganas. Es tan simple como eso. Piensas: si escribo esto, ¿quién va a publicarlo? Y si se publica, ¿quién va a leerlo? Y si lo lee, ¿qué va a decir, si no es colega mío ni me he ido de cañas con él ni hemos hecho cosplay en Asturias ni yo qué sé...? [Por no hablar de que muchos te piden que les regales el libro para reseñartelo, con lo cual, mejor ni nos preguntamos quién va a comprarlo.] Por no hablar de que su concepto de la literatura en general es acartonado y lleno de un complejo de inferioridad cuanto menos chocante, viniendo de gente que sabes que no son precisamente unos ignorantes. Casi estoy por decir que no es que no lean, es que no tienen imaginación, pero no quiero sobrarme. O sí. Bah. Sólo pienso que es la hostia que el regreso de Vinalia Trippers vaya de cosas de género ―y que es una pasada que mí me hayan dejado inaugurar el blog, ya que estamos con la promo― y que esta gente sólo verá la ilustración y pensará «Ugh, esto es lo que nos da mala fama» y que la sátira y la rabia han estado siempre ahí, en el origen, pero a miles de años luz de su radar. De su derecho de pernada. Como debe ser.
Javier Esteban, de su blog El noble arte de hacer enemigos
viernes, 28 de mayo de 2010
jueves, 27 de mayo de 2010
José Ángel Barrueco
José Ángel Barrueco
(Zamora, 1972)
Escritor. Fue columnista diario del periódico La Opinión de Zamora desde enero de 2001 hasta septiembre de 2009. Habitualmente colabora con distintos medios.
Ha publicado las novelas Recuerdos de un cine de barrio (1999. Reedición en 2009), Monólogo de un canalla (2002) y Te escribiré una novela (por entregas en el periódico en 2003 y en un blog en 2009), la obra de teatro Vengo de matar a un hombre (2004), el libro de microrrelatos El hilo de la ficción (2004), el volumen conjunto No hay camino al paraíso (2009), que aúna los poemarios “Sin frío en las manos”, de Javier Das, y “Le aplastaré con mis versos”, de José Angel Barrueco y la antología de cuentos, poemas y artículos Para esas noches de insomnio (2009). En 2011 publicará el poemario Los viajeros de la noche.
Aparece en las antologías Premio Relatos 1999. Feria del Libro de Madrid (2000), Por favor, sea breve (2001), Caminos de libertad. La Transición en Zamora (2001), El Fungible. Especial Relatos 2003 (2002), Un rato del mundo y otros relatos (2005), Palabras para Cervantes (2005), La razón de la sinrazón que a la razón se hace. Lecturas actuales del Quijote (2005), MundoLavapiés (2006), Visiones 2006 (2006), Tripulantes. Nuevas aventuras de Vinalia Trippers (2007), Palabras como velas encendidas (2007), Grageas. 100 cuentos breves de todo el mundo (2007), Resaca / Hank Over. Un homenaje a Charles Bukowski (2008), Un nudo en la garganta. Quince cuentos canallas (2009), El Tejedor en… Madrid (2010), El libro del voyeur (2010) y Vinalia Trippers: Plan 9 del Espacio Exterior (2010).
Ha colaborado en las revistas digitales y/o de papel “Literaturas.com”, “Ficticia. Ciudad de cuentos e historias”, “La bolsa de pipas”, “Puertas Abiertas”, “Rasmia literaria”, “Galaxia”, “Fábula”, “Imaginando”, “El Grito”, “Barandales”, “Alma de Punk”, “Texturas”, “Zamora Cofrade”, “Cuadernos del Matemático”, “Renacimiento”, “Prima Littera Gótica”, “Frutos del Tiempo”, “Narrativas”, “Lúnula”, “La oveja negra. Microrrelatos”, “Creatura”, “Haz Rodar una Poesía. Poemario Gira Poema 2009”, “Cruce de caminos”, “alex_lootz”, “Agitadoras”, “Sin Red”, “Groenlandia”, “Al otro lado del espejo”, “2000mgs” y “Presspectiva”.
Ha escrito los prólogos de los libros Balada del Viejo de los Cafés (2003), de Tomás Hernández Castilla; El demonio te coma las orejas [1997 - 2008] (2008), de David González; La manera de recogerse el pelo. Generación blogger (2010), de Varias Autoras, con selección de David González; y El país de la oportunidad (Inédito), de David Refoyo, y el epílogo para el poemario digital Ya no leo tebeos de Wondewoman, de Ángel Muñoz Rodríguez.
Blog: Escrito en el viento
POLICÍA UNIVERSAL/ Eric F. Luna
Buck Rogers
Y de pronto, aquí me encuentro: inmerso en plena redada intergaláctica, corriendo valle abajo por las arenosas tierras ocres de un planetucho de tercera, cuyo nombre nunca aprendí a pronunciar, pero que recuerda vagamente al sonido de un escupitajo.
Ya hace mucho que un grupo de Krôms me liberaron de aquel agujero de mala muerte en el que se había convertido mis cincuenta metros de protección oficial, mi hipoteca a treinta años, mi matrimonio insulso y monótono y mi par de hijos idiotas... ¡Un segundo!
¡Prrfff! Jejeje, no hay nada como despachurrar la cabeza de uno de estos seres repugnantes a los que intentamos someter por la fuerza. Son como ácaros del polvo, pero de unos dos metros de altura. No es nada equiparable a la lástima lo que siento al apretar el gatillo del desatomizador de partículas y deshacer sus jetas en una impresionante explosión de vivos colores y viscosos fluidos.
Como decía, ya hace varios años que los Krôms, dueños y señores de la mayor parte del cosmos conocido, me sacaron de aquel infierno por medio de una abducción rutinaria y me forzaron a alistarme en las filas de la Policía Universal. Desde entonces tengo un objetivo en la vida: Aplicar la Ley y la Moral Cósmica y mandar de vuelta, al terreno de lo inexistente, a toda aquella forma de vida que se niegue a seguir nuestras reglas. Pronto habremos instaurado la Paz y la Libertad en todo el universo... Pronto, muy pronto. En cuanto exterminemos a todos estos seres subdesarrollados y aprovechemos todos los recursos que nos brindan sus mundos vírgenes.
Jajaja... Si mi familia pudiera verme ahora... ¡Prrfff! ¡Muere cerdo!
La Tierra figura entre los próximos objetivos de los Krôms. Me muero por ver la cara de mi mujer cuando la tenga justo en el punto de mira. Veremos entonces quién es el vago inútil que no sirve para nada.
¡Prrfff! Jejeje, no hay nada como despachurrar la cabeza de uno de estos seres repugnantes a los que intentamos someter por la fuerza. Son como ácaros del polvo, pero de unos dos metros de altura. No es nada equiparable a la lástima lo que siento al apretar el gatillo del desatomizador de partículas y deshacer sus jetas en una impresionante explosión de vivos colores y viscosos fluidos.
Como decía, ya hace varios años que los Krôms, dueños y señores de la mayor parte del cosmos conocido, me sacaron de aquel infierno por medio de una abducción rutinaria y me forzaron a alistarme en las filas de la Policía Universal. Desde entonces tengo un objetivo en la vida: Aplicar la Ley y la Moral Cósmica y mandar de vuelta, al terreno de lo inexistente, a toda aquella forma de vida que se niegue a seguir nuestras reglas. Pronto habremos instaurado la Paz y la Libertad en todo el universo... Pronto, muy pronto. En cuanto exterminemos a todos estos seres subdesarrollados y aprovechemos todos los recursos que nos brindan sus mundos vírgenes.
Jajaja... Si mi familia pudiera verme ahora... ¡Prrfff! ¡Muere cerdo!
La Tierra figura entre los próximos objetivos de los Krôms. Me muero por ver la cara de mi mujer cuando la tenga justo en el punto de mira. Veremos entonces quién es el vago inútil que no sirve para nada.
Eric F. Luna
blog:
miércoles, 26 de mayo de 2010
El Detective Marciano
Durante la década de los 50, existió una verdadera fiebre marciana, era un momento en que realmente se pensaba que podría haber vida en Este planeta.
El Detective Marciano es un personaje que, aunque no es popular, tiene su círculo de seguidores muy fieles.
Es un superhéroe de la compañía DC Comics.
Apareció por primera vez en Detective Comics Nº 225 (noviembre de 1955), en la historia corta "El extraño experimento del Dr. Erdel" escrita por Joseph Samachson e ilustrada por Joe Certa.
J'onzz es nativo del planeta Marte, conocido en su lengua natal como Ma'aleca'andra (el nombre procede de una variante de Malacandra, utilizando por los habitantes de Marte en la novela Más allá del planeta silencioso de C. S. Lewis).
J'onn posee habilidades que van más allá de las de un ser humano común, incluyendo telepatía y la habilidad de cambiar de forma. Su apariencia habitual es la de un humanoide alto, verde y calvo, forma que adopta para parecerse más a los terrícolas, aunque su verdadero aspecto es menos humano y de cabeza alargada.
Es muy sensible al fuego; en algunas historias esto es una debilidad física, mientras que en otras es una debilidad psicológica.
Además, es un miembro fundador de la Liga de la Justicia.
martes, 25 de mayo de 2010
Patxi Irurzun
Llevo mandando sondas a los humanos desde hace más de 20 años: libros de cuentos, como Ajuste de cuentos, Cuentos de color gris, Cuentos sanfermineros, El cangrejo valiente y La polla más grande del mundo; novelas como Cuestión de supervivencia/La virgen puta, Ciudad Retrete, Odio enamorado o Atrapados en el paraíso, sobre mi viaje al planeta basura y las montañas humeantes de Manila; libros infantiles como las biografías de Beethoven, Franklin, Mozart; he participado en diferentes misiones espaciales junto con otros marcianos: Golpes,Tripulantes o Cuentos de fútbol (en italiano). También he reclutado yo mismo ,con Vicente Muñoz, a navegantes galácticos en una gran aventura: Resaca/Hank Over. Un homenaje a Charles Bukowski. En algunas ocasiones he sido condecorado por mis misiones (Premio El Viajero de El País-Aguilar; Premio a la Creación del gobierno de Navarra; finalista del Premio Desnivel y del Premio del libro deportivo Marca...).
A menudo siento, sin embargo, que todos mis intentos de conectar con el exterior han fracasado y que al otro lado no hay nadie. En la foto me veis junto a alguna de las naves enemigas por las que suelo ser abducido. Sigo, de todos modos, intentando convertirme en un hombre libre.
A menudo siento, sin embargo, que todos mis intentos de conectar con el exterior han fracasado y que al otro lado no hay nadie. En la foto me veis junto a alguna de las naves enemigas por las que suelo ser abducido. Sigo, de todos modos, intentando convertirme en un hombre libre.
Emito desde Ajuste de cuentos
lunes, 24 de mayo de 2010
ZIGGY/Igor Zarranz
Tenemos tres ordenadores centrales,
uno en cada parte de la nave,
y dos están averiados.
No podemos contactar con la Tierra desde hace un mes.
Ya no hay esperanza.
Repaso mi vida mentalmente y me doy cuenta
de que he sido feliz.
Sólo lamento no despedirme de ti,
no poder verte una vez más.
Nunca sabremos por qué Scott destrozó los ordenadores
y nos desvió de nuestra órbita.
Enloqueció, y ahora todos vamos a morir.
En ese planeta vio algo que no pudo soportar.
No quiso hablar de ello y se encerró en sí mismo,
sombrío,
hasta que lo jodió todo y saltó al vacío.
Su cuerpo quedó flotando,
inerte,
por el fin de los tiempos.
Todos sabíamos que estamos condenados,
y por eso también se quitaron la vida.
Todos menos Sarah y yo.
Sus cuerpos aún siguen en los dormitorios.
Sarah no quiso que los echásemos al espacio.
Para qué discutir.
Estamos asustados y por eso follamos.
Follamos para olvidarnos de todo por un rato
y para ahuyentar el frío que nos sobrecoge.
Y follamos también para retrasar el momento.
El momento en que ya nada tendrá importancia.
Igor Zarranz
LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES según Javier Ordás.
“Cuando un día que usted sabe que es miércoles comienza como si fuese un domingo, algo anda muy mal en alguna parte”
El Día de los Trífidos (John Wyndham, 1947)
Quizá desde el momento en que George A. Romero realiza su primera película sobre los muertos vivientes, reflejo de nosotros mismos, o para los que lo prefieran, de aquellos con los que convivimos a diario, la sociedad toma conciencia de que no hace falta mucha ficción para descubrir el lado monstruoso del ser humano. La moraleja de La Noche de los Muertos Vivientes, que bien podría resumirse con un nihilista ‘todo está podrido’ –y nunca mejor dicho-, dejó en las retinas del público primero, y en el cuajo después, una nueva modalidad de horror. Con esta alegoría de los ricos y los pobres inicia su personal ‘mitología zombi’, que Palacios compara con la del mismísimo Lovecraft.
George A. Romero creó un clásico con un presupuesto de risa y un equipo prácticamente desconocido hasta el día previo al rodaje, formado en su mayoría por amigos y parientes. The Night of the Living Dead, título definitivo tras considerar Monster Flick, The Night of the Flesh Eaters o el evocador Night of Anubis, es así gracias al asombroso ritmo que Romero imprime a cada minuto: desde la famosa escena del cementerio –“vienen a por ti Barbara”-, rodada en la ciudad de Evans con Barbara (Judith O’Dea) y Johnny (Russell Streiner, productor del film) hasta la trágica muerte del protagonista Ben, interpretado por Duane Jones. Además, el metraje puramente gore se comprime en unas cuantas imágenes rápidas, dejando llevar al resto del film el peso del horror en sí mismo.
Todo ello unido a la lóbrega representación de Pittsburgh, filmada deliberadamente en blanco y negro, sirve de escenario para el desarrollo de personajes como los citados y otros tantos como la familia Cooper, interpretada por Karl Hardman (que estuvo a punto de dirigir la película animado por el propio Romero), Marilyn Eastman y la espeluznante Kyra Schon, icono oficial del film en el papel de Karen. Y especialmente, sirve para la presentación en sociedad del primer zombi postmoderno. El papel de Bill Hinzman en el cementerio, brillante y definitivamente divertido, es pura historia del cine de terror. Esto es así hasta el punto de que el de la grandiosa White Zombie (V. Haperin, 1932), el primer muerto viviente plasmado a 24 imágenes por segundo, se queda fuera de juego. El zombi, en su abominable existencia, salió de la tumba el 1 de octubre de 1968, el día en que se estrenó The Night of the Living Dead en el Fulton Theatre de Pittsburgh, Pensilvania.
David J. Skal afirma que La Noche de los Muertos Vivientes marca el final de una era al tratarse de la última película de terror tras las agitaciones post-Vietnam del 68. Pertenece por tanto a ese notable grupo de películas únicas, que se diferencian insuperablemente del resto, hipnóticas, de esas que ni con la mejor de las voluntades podría llegarse a repetir. Fue durante mucho tiempo mi ‘película test’, con la que ponía a prueba el gusto de la gente que me rodeaba. Apenas mantengo contacto con aquellos a los que no les gustó.
Javier Ordás
domingo, 23 de mayo de 2010
los Pulps
página de los PulpsDurante las primeras décadas del siglo XX apareció en EEUU un nuevo tipo de publicación, heredera directa del folletón decimonónico, que presentaba, editada en papel de calidad basta (conocida con el nombre de "pulp" o pasta de papel), una serie de contenidos de fácil lectura, en los que predominaba el suspense, la acción, el misterio y la fantasía. Evolucionando desde los primeros magazines de Ciencia ficción y las revistas inglesas, surgen títulos que presentan novelas de terror, fantasía, ciencia ficción, o policiacas, siempre con un alto contenido de violencia y sexo (al menos para los cánones de principios del siglo pasado). Con un formato grande, en torno al B5, a doble columna y con algunas ilustraciones, las revistas de Pulps hicieron soñar a toda una generación con monstruos indescriptibles, duelos épicos, mujeres de indescriptible hermosura y villanos de una maldad aterradora.
En sus páginas se publicaron las obras de H.P. Lovecraft, Clark Ashton Smith, R. E. Howard, E. R. Burroughs, Dashiel Hammet, Maxwell Grant y otros muchos, algunos de los cuales (desgraciadamente pocos) han conseguido por fín el reconocimiento merecido a su obra.
viernes, 21 de mayo de 2010
Adriana Bañares Camacho
Adriana Bañares Camacho (Logroño, 1988)
Actualmente está cursando la licenciatura de Filosofía en la Universidad de Valladolid. Desde 2007 forma parte del colectivo literario COLMO y edita, junto a Patricia Maestro, la publicación independiente La Fanzine.
Ha publicado poemas y relatos en diversas revistas, tanto impresas (Gárgola Vacas, Valladolid; Fábula, Logroño; Fedra, México…) como digitales (Hebe Magazine, Poe+, Groenlandia…), en fanzines (Degeneración Espontánea, Bazar Trémulo, Elefante Rosa…), en el diario digital chileno El Rancahuaso y en la antología de microrararelatos Microrrelatos /09 Bardeblás, (Burgos, 2009).
Tiene una novela publicada: La Soledad del Café (Ediciones Emilianenses, 2005).
Actualmente está cursando la licenciatura de Filosofía en la Universidad de Valladolid. Desde 2007 forma parte del colectivo literario COLMO y edita, junto a Patricia Maestro, la publicación independiente La Fanzine.
Ha publicado poemas y relatos en diversas revistas, tanto impresas (Gárgola Vacas, Valladolid; Fábula, Logroño; Fedra, México…) como digitales (Hebe Magazine, Poe+, Groenlandia…), en fanzines (Degeneración Espontánea, Bazar Trémulo, Elefante Rosa…), en el diario digital chileno El Rancahuaso y en la antología de microrararelatos Microrrelatos /09 Bardeblás, (Burgos, 2009).
Tiene una novela publicada: La Soledad del Café (Ediciones Emilianenses, 2005).
Blog personal: La niña de las naranjas
jueves, 20 de mayo de 2010
Pablo Casares/Nuevas tierras
El horizonte era algo
a lo que uno no se podía enfrentar,
lo era todo,
una inerte línea de polvo,
traspasada por la luz del amanecer,
creando un telón ocre
que en el algunos puntos se perforaba
para dejar pasar unos rayos
que como un sable reluciente
alumbraban aquellas zonas
en las que parecía no existir
nada ni nadie.
a lo que uno no se podía enfrentar,
lo era todo,
una inerte línea de polvo,
traspasada por la luz del amanecer,
creando un telón ocre
que en el algunos puntos se perforaba
para dejar pasar unos rayos
que como un sable reluciente
alumbraban aquellas zonas
en las que parecía no existir
nada ni nadie.
PABLO CASARES (San Sebastián, 1972) Licenciado en Filosofía por la Universidad de Salamanca. Actualmente trabaja como museólogo para la Fundación Ocenanográfica de Gipuzkoa. Colaboró en la revista literaria bART y es también autor de las plaquettes “Callejón sin salida” (San Sebastián, 2003), "Madrugada” (Vitolas de Anais, Granada, 2004), “Tiempo Muerto” (Ediciones 4 de Agosto, 2005)
Sus poemas han aparecido también en la antología “Poemas para cruzar el desierto” (Línea de Fuego, 2004) y en diversas revistas como Revista de Occidente, La Sombradelmembrillo, y ExLibris.
Sus poemas han aparecido también en la antología “Poemas para cruzar el desierto” (Línea de Fuego, 2004) y en diversas revistas como Revista de Occidente, La Sombradelmembrillo, y ExLibris.
Ha publicado los poemarios:
Notas a pie de vida Editorial: Eclipsados,2007
Días prestados, Editorial: Baile del sol, 2009
David González
David González
en el Plan 9 del espacio exterior
encontrarás un relato suyo
y
un poemash
dedicado a Raúl Núñez
Octavio Gómez Milián
ilustración: Luis Díez
Octavio Gómez Milián (Zaragoza 1978)
ha publicado, entre otros, los libros Con el sueño cambiado (Eclipsados, 2008), Ciudad de Mármol (4 de Agosto, 2008), Nada mejor para esta noche (Olifante 2008) y Lugares comunes (Olifante, 2010).
Dirigió el fanzine Confesiones de Margot y en la actualidad es editor de la línea Voces de Margot dedicada al pulp, al pop y diversos desmadres en la editorial Comuniter y es el responsable de la colección de poesía Resurrección. Escribe columnas con nombres de canciones en el Heraldo de Aragón y colabora en Aragón Radio y la Cadena Ser. Tiene un proyecto de rock recitado, Experimentos in da notte.
publica el blog:
miércoles, 19 de mayo de 2010
Un trago por los buenos tiempos. Un relato futurista de Vara
Dedicado a “Xen”, Adriana, “Voltios” y Vicente, que me han
Vuelto a redescubrir la pasión por la prosa.
Vuelto a redescubrir la pasión por la prosa.
Baxter sabía que no había futuro.
Baxter estaba sentado en un taburete plastificado de tres patas, frente a la barra del California21, bar situado a poco más de tres kilómetros del Distrito Sexto. Estaba esperando. Y mientras esperaba bebía una cerveza sintética. En ese momento hubiera dado su vida por un vaso de whisky auténtico. Un solo vaso. Pero, luego reconsideró tales pensamientos y consideró que había cosas más importantes por las que morir.
De fondo, sonaba una de las óperas de Verdi interpretada por la famosa soprano Marta Brucart.
Hugo, -uno de los camareros-, le estaba observando con curiosidad mientras limpiaba uno de los vasos destinados a licores depurados. Pero, pronto perdió interés y desvió su vista hacia el pequeño televisor en blanco y negro, -adquirido a buen precio en una tienda de antigüedades-, situado sobre una pila de Playboys cubiertos de polvo. La pequeña pantalla mostraba las imágenes de un nuevo anuncio sobre métodos de esterilización femenina.
Baxter consultó su reloj. Eran las 6:14 de la tarde, lo que venía a querer decir que el viejo Barns se estaba retrasando demasiado, y aquello no era habitual en él. Se tranquilizó pensando que, quizá, le habían detenido momentáneamente en uno de aquellos estúpidos controles de aerovías. Controles que intentaban limpiar el acceso de personas non gratas al centro neurálgico de la ciudad, es decir, al Complejo Interno de Seguridad. El CIS, que estaba controlado por una poderosa empresa de tecnología japonesa.
(Malditos nipones de mierda)
Baxter era algo racista en aquellos tiempos. Quizá porque sabía
(presentía que iba a morir)
que no había futuro. Ni para él ni para los demás.
Baxter dio un sorbo a la cerveza y miró distraídamente hacia el aparato de televisión. Evocó algunos recuerdos, pero lo que veía en la pantalla distrajo su atención: una sugerente modelo de cabellos rojos, - que reconoció como una cotizada actriz porno llamada Chica Tormento-, mostraba toda una gama de sujetadores, bragas y ligas a juego, y todo ello en unos deliciosos tonos púrpura. Baxter dio otro trago mientras sonreía pensando en Mara y en sus enormes tetas. Recordó que ella solía bromear diciendo que en Dugter & Cía nunca conseguirían hacer un sujetador a su medida, -eran los propietarios del monopolio de lencería universal-, ya que, además de sus generosas medidas, sólo fabrican productos en serie de unas tallas muy determinadas obedeciendo a cánones dictatoriales del mercado de la belleza ideal. Otra cosa era el que se negara a hacerse una operación de cirujía estética para reducirlos. Realmente había que reconocer que tenía unos pechos increíbles. Y estaba en su perfecto derecho a ir contra los cánones de belleza establecidos por un limitado sector de “poderosos de la moda”. Además, a él también le gustaban aquellas tetas. Evocó unos instantes las magníficas pajas que se había hecho entre ellas.
Algo en su cabeza le susurró: “No tienes futuro”. Y Baxter se limitó a sonreír para sus adentros. Su voz interior no le decía nada que él no supiera.
Empezaba a oscurecer. Y Barns no aparecía.
A través de la amplia cristalera del bar, Baxter observó como unos tímidos tonos rojizos comenzaban a teñir el grisáceo horizonte. Le pareció bello. A él siempre le había gustado la noche. Como a los demás: Barns, Mara, Desmond, Lucía, -la androide portorriqueña-, David y Mary Ann. Se preguntó que estarían haciendo en aquellos precisos instantes y
(quizás algún atentado)
deseó fervientemente que alcanzaran sus objetivos antes del toque de queda.
El toque de queda. El último aviso para despejar las calles y regresar a los guettos asignados a los ciudadanos por el CIS. Se daba a las 7:35. A partir de esa hora, toda persona, -humana o androide-, que deambulase sin autorización por la ciudad sería ejecutado sin juicio previo. Naturalmente, la excepción la constituían los moradores del Distrito Sexto, sector en el que la policía tenía prohibida la entrada por razones obvias de seguridad personal, ya que en el Distrito Sexto habitaban predadores, alimañas, reos fugados de prisiones y manicomios, mutantes, y el peligroso comando de los hombres letales, del cual Baxter era miembro desde hacía dos años, justo después de que ejecutaran a Estela, su esposa, por caminar por la ciudad después del toque de queda.
Eran las 6:40. El tiempo pasaba demasiado deprisa. Demasiado.
Baxter miró hacia sus pies y vió el pequeño maletín negro que había traído consigo. Barns era el destinatario. Contenía una bomba química, una especie de virus hipercontagioso que provocaba la muerte en menos de 48 horas. Entonces, levantó la vista y miró hacia otro de los camareros. Éste tenía toda la pinta de ser un androide de baja categoría: era tuerto y medio calvo. Además , era medio gilipollas, ya que mientras limpiaba, un hilillo de saliva salía de su boca de forma descontrolada. El camarero se volvió hacia él y le sonrío con una sonrisa de capullo integral. Baxter sintió un escalofrío. Finalmente, volvió a mirar al televisor, a la actriz porno. A Chica Tormento.
(ahora estaban dando un reportaje sobre una de sus películas)
A sus ojos vidriosos.
(no tienes futuro)
De repente, la cristalera del bar estalló hacia dentro. Un aeromóvil acababa de chocar contra el California21. Por encima del estrépito que produjo se podía percibir con claridad el sonido de disparos. Baxter, instintivamente, se lanzó detrás de la barra. Aquello le salvó de que el aeromóvil le cortara la cabeza de cuajo, cosa que no pudo evitar el tipo que estaba sentado junto a él en la barra del bar. La cabeza surcó el aire y fue a chocar contra el aparato automático de música que emitía sin cesar óperas de Verdi. Sus ojos desorbitados parecían dedicarle una mirada sarcástica.
(no hay futuro, Baxter)
Baxter se agachó justo en el momento en que varios impactos de bala pasaban sobre él. Uno se incrustó en el cráneo del camarero-androide, que, al instante, cayó de bruces al suelo, justo al lado de Baxter.
Finalmente, el aeromóvil se detuvo en seco. Baxter asomó la cabeza y vió al tipo que salía del vehículo. Lo reconoció al instante, ya que se trataba de Barns. Pudo apreciar también que estaba herido de muerte. Lugo, miró hacia la calle y observó como dos aeromóviles de la policía se acercaban a gran velocidad.
Barns se arrastró hasta él. Estaba a punto de morir. Veía el dolor reflejado en los iris de sus ojos.
- Han… matado a todos, Baxter. Eres el último… nos han cazado como a animales…-. Eso fue todo lo que Barns pudo decir antes de caer muerto a los pies de Baxter.
Los aeromóviles ya habían llegado. Varios policías descendieron. No tenía demasiado tiempo. Se agachó y abrió la maleta. El dispositivo se puso en marcha. Cinco segundos después hubo un estallido ridículo, casi inaudible. Lo que no era tan ridículo era el humo amarillento que empezó a salir de su interior. Fué en ese momento cuando Baxter dejó el maletín sobre la barra. Entonces, los policías se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo y volvieron a subir a sus vehículos, salvo uno, que se pegó un tiro con su arma reglamentaria allí mismo. Después, se largaron a toda velocidad, aunque Baxter sabía que ya no tenían escapatoria. Volvió a mirar el maletín y vió que había dejado de salir humo. Pero, el virus letal ya había sido liberado.
“No hay futuro, Baxter”.
Baxter volvió a saltar la barra. Buscó un momento por los estantes hasta dar con una botella de Jack Daniels original. ¡Aquella sí que era una bebida auténtica!. Se sirvió un trago sin prisas y lo apuró de un solo trago. Le quemó la garganta. Perfecto. Se sirvió otro. Y otro. Andaba ya por el quinto cuando pensó en el tiempo que tardaría el virus en extenderse por toda la ciudad. Tres días a lo sumo. Entonces, dejó de pensar para concentrarse de nuevo en el horizonte. Seguía anocheciendo. Luego, volvió a llenar el vaso. Pensó que no había nada mejor que echar un trago por los buenos tiempos.
Fin de los buenos tiempos
Vara 1990-2010
Baxter estaba sentado en un taburete plastificado de tres patas, frente a la barra del California21, bar situado a poco más de tres kilómetros del Distrito Sexto. Estaba esperando. Y mientras esperaba bebía una cerveza sintética. En ese momento hubiera dado su vida por un vaso de whisky auténtico. Un solo vaso. Pero, luego reconsideró tales pensamientos y consideró que había cosas más importantes por las que morir.
De fondo, sonaba una de las óperas de Verdi interpretada por la famosa soprano Marta Brucart.
Hugo, -uno de los camareros-, le estaba observando con curiosidad mientras limpiaba uno de los vasos destinados a licores depurados. Pero, pronto perdió interés y desvió su vista hacia el pequeño televisor en blanco y negro, -adquirido a buen precio en una tienda de antigüedades-, situado sobre una pila de Playboys cubiertos de polvo. La pequeña pantalla mostraba las imágenes de un nuevo anuncio sobre métodos de esterilización femenina.
Baxter consultó su reloj. Eran las 6:14 de la tarde, lo que venía a querer decir que el viejo Barns se estaba retrasando demasiado, y aquello no era habitual en él. Se tranquilizó pensando que, quizá, le habían detenido momentáneamente en uno de aquellos estúpidos controles de aerovías. Controles que intentaban limpiar el acceso de personas non gratas al centro neurálgico de la ciudad, es decir, al Complejo Interno de Seguridad. El CIS, que estaba controlado por una poderosa empresa de tecnología japonesa.
(Malditos nipones de mierda)
Baxter era algo racista en aquellos tiempos. Quizá porque sabía
(presentía que iba a morir)
que no había futuro. Ni para él ni para los demás.
Baxter dio un sorbo a la cerveza y miró distraídamente hacia el aparato de televisión. Evocó algunos recuerdos, pero lo que veía en la pantalla distrajo su atención: una sugerente modelo de cabellos rojos, - que reconoció como una cotizada actriz porno llamada Chica Tormento-, mostraba toda una gama de sujetadores, bragas y ligas a juego, y todo ello en unos deliciosos tonos púrpura. Baxter dio otro trago mientras sonreía pensando en Mara y en sus enormes tetas. Recordó que ella solía bromear diciendo que en Dugter & Cía nunca conseguirían hacer un sujetador a su medida, -eran los propietarios del monopolio de lencería universal-, ya que, además de sus generosas medidas, sólo fabrican productos en serie de unas tallas muy determinadas obedeciendo a cánones dictatoriales del mercado de la belleza ideal. Otra cosa era el que se negara a hacerse una operación de cirujía estética para reducirlos. Realmente había que reconocer que tenía unos pechos increíbles. Y estaba en su perfecto derecho a ir contra los cánones de belleza establecidos por un limitado sector de “poderosos de la moda”. Además, a él también le gustaban aquellas tetas. Evocó unos instantes las magníficas pajas que se había hecho entre ellas.
Algo en su cabeza le susurró: “No tienes futuro”. Y Baxter se limitó a sonreír para sus adentros. Su voz interior no le decía nada que él no supiera.
Empezaba a oscurecer. Y Barns no aparecía.
A través de la amplia cristalera del bar, Baxter observó como unos tímidos tonos rojizos comenzaban a teñir el grisáceo horizonte. Le pareció bello. A él siempre le había gustado la noche. Como a los demás: Barns, Mara, Desmond, Lucía, -la androide portorriqueña-, David y Mary Ann. Se preguntó que estarían haciendo en aquellos precisos instantes y
(quizás algún atentado)
deseó fervientemente que alcanzaran sus objetivos antes del toque de queda.
El toque de queda. El último aviso para despejar las calles y regresar a los guettos asignados a los ciudadanos por el CIS. Se daba a las 7:35. A partir de esa hora, toda persona, -humana o androide-, que deambulase sin autorización por la ciudad sería ejecutado sin juicio previo. Naturalmente, la excepción la constituían los moradores del Distrito Sexto, sector en el que la policía tenía prohibida la entrada por razones obvias de seguridad personal, ya que en el Distrito Sexto habitaban predadores, alimañas, reos fugados de prisiones y manicomios, mutantes, y el peligroso comando de los hombres letales, del cual Baxter era miembro desde hacía dos años, justo después de que ejecutaran a Estela, su esposa, por caminar por la ciudad después del toque de queda.
Eran las 6:40. El tiempo pasaba demasiado deprisa. Demasiado.
Baxter miró hacia sus pies y vió el pequeño maletín negro que había traído consigo. Barns era el destinatario. Contenía una bomba química, una especie de virus hipercontagioso que provocaba la muerte en menos de 48 horas. Entonces, levantó la vista y miró hacia otro de los camareros. Éste tenía toda la pinta de ser un androide de baja categoría: era tuerto y medio calvo. Además , era medio gilipollas, ya que mientras limpiaba, un hilillo de saliva salía de su boca de forma descontrolada. El camarero se volvió hacia él y le sonrío con una sonrisa de capullo integral. Baxter sintió un escalofrío. Finalmente, volvió a mirar al televisor, a la actriz porno. A Chica Tormento.
(ahora estaban dando un reportaje sobre una de sus películas)
A sus ojos vidriosos.
(no tienes futuro)
De repente, la cristalera del bar estalló hacia dentro. Un aeromóvil acababa de chocar contra el California21. Por encima del estrépito que produjo se podía percibir con claridad el sonido de disparos. Baxter, instintivamente, se lanzó detrás de la barra. Aquello le salvó de que el aeromóvil le cortara la cabeza de cuajo, cosa que no pudo evitar el tipo que estaba sentado junto a él en la barra del bar. La cabeza surcó el aire y fue a chocar contra el aparato automático de música que emitía sin cesar óperas de Verdi. Sus ojos desorbitados parecían dedicarle una mirada sarcástica.
(no hay futuro, Baxter)
Baxter se agachó justo en el momento en que varios impactos de bala pasaban sobre él. Uno se incrustó en el cráneo del camarero-androide, que, al instante, cayó de bruces al suelo, justo al lado de Baxter.
Finalmente, el aeromóvil se detuvo en seco. Baxter asomó la cabeza y vió al tipo que salía del vehículo. Lo reconoció al instante, ya que se trataba de Barns. Pudo apreciar también que estaba herido de muerte. Lugo, miró hacia la calle y observó como dos aeromóviles de la policía se acercaban a gran velocidad.
Barns se arrastró hasta él. Estaba a punto de morir. Veía el dolor reflejado en los iris de sus ojos.
- Han… matado a todos, Baxter. Eres el último… nos han cazado como a animales…-. Eso fue todo lo que Barns pudo decir antes de caer muerto a los pies de Baxter.
Los aeromóviles ya habían llegado. Varios policías descendieron. No tenía demasiado tiempo. Se agachó y abrió la maleta. El dispositivo se puso en marcha. Cinco segundos después hubo un estallido ridículo, casi inaudible. Lo que no era tan ridículo era el humo amarillento que empezó a salir de su interior. Fué en ese momento cuando Baxter dejó el maletín sobre la barra. Entonces, los policías se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo y volvieron a subir a sus vehículos, salvo uno, que se pegó un tiro con su arma reglamentaria allí mismo. Después, se largaron a toda velocidad, aunque Baxter sabía que ya no tenían escapatoria. Volvió a mirar el maletín y vió que había dejado de salir humo. Pero, el virus letal ya había sido liberado.
“No hay futuro, Baxter”.
Baxter volvió a saltar la barra. Buscó un momento por los estantes hasta dar con una botella de Jack Daniels original. ¡Aquella sí que era una bebida auténtica!. Se sirvió un trago sin prisas y lo apuró de un solo trago. Le quemó la garganta. Perfecto. Se sirvió otro. Y otro. Andaba ya por el quinto cuando pensó en el tiempo que tardaría el virus en extenderse por toda la ciudad. Tres días a lo sumo. Entonces, dejó de pensar para concentrarse de nuevo en el horizonte. Seguía anocheciendo. Luego, volvió a llenar el vaso. Pensó que no había nada mejor que echar un trago por los buenos tiempos.
Fin de los buenos tiempos
Vara 1990-2010
José Manel Vara
"Locura acolchada"
Santiago Bertault "Rémora"
Santiago Bertault (Rémora)
Nacido en 1977 en Oviedo. Diplomado en Empresariales y con un Master en Asesoria Fiscal se gana la vida como mileurista en una empresa de audiovisuales. Autodidacta, anárquico, provocador, osado e inconsciente, el Rémora fue un voraz lector infantil, jugador precoz de ajedrez y escuchaba música clásica. Llegada la adolescencia, abandona toda lectura, aparca prácticamente el juego del ajedrez y entra en su universo particular: el rock and roll. Aproximadamente hace unos 10 años, caen en sus manos las novelas y poemas de Charles Bukowski. Comienza a garabatear escritos e interesarse de nuevo por la lectura que había dejado tanto tiempo abandonada. Realiza una serie de “actuaciones” poéticas por distintos bares del “casco antiguo” de Oviedo, y empieza a tomarse más o menos en serio la lectura y la escritura.
Aspira a ser el Pessoa asturiano y publicará su poemario Un burro ciego de alfalfa cuando los burros vuelen por el Bernabeú.
Colabora en el Plan 9 del espacio exterior de Vinalia Trippers con un relato sobre un zombi.
Publica el blog: Un burro ciego de alfalfa
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martes, 18 de mayo de 2010
El vendedor de zapatos/Pepe Pereza
Vicente era un escritor con talento, aunque para ganarse la vida tuviera que alternar las letras con su trabajo como vendedor de zapatos. Vicente se pasaba la mayoría de los días recorriendo las carreteras y pueblos de España en busca de nuevos clientes, comiendo menús y durmiendo en hostales baratos, arrastrando sus pesadas maletas como un Sísifo del siglo XXI. Maletas cargadas con docenas de zapatos desparejados, que enseñaba a los dueños de las zapaterías para que se hicieran una idea del género. Era viernes por la noche y conducía de regreso a casa. Estaba agotado y deseando llegar. Aún le quedaban doscientos kilómetros y aunque tenía sueño, no quería detenerse en el camino. Había tomado una carretera secundaria que conocía bien y por la que atrochaba varios kilómetros. La carretera atravesaba una zona boscosa de curvas pronunciadas y baches, pero por lo demás era una buena alternativa. Al tomar una curva, vislumbró asombrado unas extrañas luces que centelleaban desde el otro lado de un pequeño monte. Parecía como si tras la vegetación hubiesen montado un concierto de rock. Vicente aminoró y bajó la ventanilla. No escuchó música como él esperaba. Lo único que oía era el ruido de su motor y el viento que entraba por la ventanilla. Según se iba acercando, pensó que lo del concierto era ridículo. ¿Quién en su sano juicio iba a programar un concierto en medio de un monte perdido? Pero entonces, ¿de dónde venían esas luces? Vicente, que tenía una imaginación ilimitada, pensó en algunas opciones coherentes, como la inauguración de un puticlub o las obras de una autopista. Lo del puticlub le pareció excesivo por tratarse de una carretera secundaria apenas transitada. Lo de las obras le resultó más sensato, así que optó por quedarse con esa opción. A la vuelta de otra curva, un fogonazo de luz le cegó por completo. Inconscientemente, apretó el freno y el coche se caló, deteniéndose en medio de la calzada. Aquella luz cegadora había estado a punto de provocarle un accidente. Entreabrió los ojos y usando sus manos como escudo, consiguió ver una especie de gran nave. Sin duda extraterrestre. Aquella cosa flotaba a unos veinte metros del suelo. La tenía enfrente y aun así no podía creerse lo que estaba viendo. La cosa tenía la forma del típico platillo volante con cientos de lucecitas de colores. De su base, salía un cañón de luz blanquecina que recorría el suelo como si buscase algo en concreto. Vicente estaba pegado al asiento. Tan confundido y acojonado, que no sabía cómo reaccionar. ¿Quién en aquella situación hubiese sabido? Por otro lado, el escritor que había en él, estaba encantado. Mentalmente, tomaba datos de la situación, de la nave, del paisaje, de cómo se sentía, para plasmarlo después en unas cuantas páginas en la seguridad de su hogar. Sin embargo, el sensato vendedor de zapatos que también habitaba en él, se percató de que aún distaba mucho de estar a salvo, lo que le acojonó aún más. Se vio a si mismo encima de una mesa de operaciones rodeado de seres de otro mundo, que le miraban con inmensos ojos negros y almendrados. Extraños seres que le iban insertando por el ano extraños objetos metálicos. Justo cuando estaba al borde del pánico, algo llamó su atención. Una figura recortada en contraluz avanzaba hacía el coche moviendo los brazos como aspas de molino. Vicente echó los seguros y buscó desesperadamente algo con que defenderse. Finalmente, optó por un zapato con afilado tacón de aguja. La figura se fue acercando más y más. Vicente miraba aterrado a través del parabrisas sosteniendo en alto el zapato, listo para golpear y defenderse. No se rendiría sin antes luchar. Él no era una rata de laboratorio. Si querían meterle algo por el culo, antes tendrían que atraparlo y no pensaba ponérselo fácil. Entonces la figura entró en el radio de alcance de los faros del coche y comprobó asombrado que el personaje llevaba rastas a lo Bob Marley. No tenía pinta alguna de extraterrestre. Más bien, de hippie alternativo. El tipo se acercó hasta él y le indicó con una señal que bajase la ventanilla. ¿Qué coño hacía un hippie en mitad de un encuentro en la tercera fase? ¿Por qué no se sorprendía de la presencia de la nave? ¿Acaso era uno de sus tripulantes disfrazado? El sujeto insistió en que bajase la ventanilla. Vicente blandió el zapato haciéndole saber que lo usaría de ser necesario. Con un poco de suerte, aquel ser no habría visto un zapato en su vida y creería que era un arma terrorífica. Pero no. No se impresionó lo más mínimo.
- Tranqui, tío, sólo es una peli - dijo con marcado acento de Vallecas.
¿Una peli? Vicente se fijó en una grúa de la que colgaba la nave. Estaba claro. Por fin todo tenía sentido. Bajó la ventanilla.
¿Una peli? Vicente se fijó en una grúa de la que colgaba la nave. Estaba claro. Por fin todo tenía sentido. Bajó la ventanilla.
- ¡Joder tío, de poco me da un ataque al corazón! Creí que era de verdad – dijo Vicente con desahogo.
- Nos has jodido la toma – añadió el hippie con cara de fastidio.
- Lo siento, yo sólo pretendía llegar a mi casa.
- Pues por tu culpa, nosotros vamos a tener que repetir toda la escena.
- Eh, eh… no te pongas borde que yo no he tenido la culpa. Esta carretera es para circular que es lo que yo estaba haciendo.
- ¿No te han avisado para que parases a un par de kilómetros de aquí?
- No.
- ¡Mecagüen su puta madre! – maldijo el hippie llevándose el walkie a la boca - Pizo… Pizo... ¡¡Responde, joder!!
Hubo un largo silencio hasta que Pizo contestó.
- Dime Raúl… - dijo Pizo con voz adormilada.
- ¿No te han avisado para que parases a un par de kilómetros de aquí?
- No.
- ¡Mecagüen su puta madre! – maldijo el hippie llevándose el walkie a la boca - Pizo… Pizo... ¡¡Responde, joder!!
Hubo un largo silencio hasta que Pizo contestó.
- Dime Raúl… - dijo Pizo con voz adormilada.
- Te has dejado pasar uno y nos ha jodido la toma – le reprochó Raúl con mala hostia.
- No jodas…
- Sí jodo. Por tu puta culpa vamos a tener que estar aquí hasta que los cerdos vuelen.
- Lo siento, tío, me he quedao frito…
- Pues, abre bien los ojos y que no vuelva a pasar. ¿Me has entendido?
- Sí, tío. No te preocupes, que no… - Raúl apagó el walkie sin dejarle terminar la frase y se dirigió a Vicente.
- Ya puedes seguir - dijo en tono seco.
Sin mediar palabra, Vicente arrancó. Unos metros más adelante, el equipo técnico y artístico lo escudriñaban de reojo. Vicente aceleró y se alejó del lugar. El vendedor que había en él se sintió satisfecho de salir indemne y con su ano intacto. Pero el escritor, estaba desilusionado de que aquello no hubiese sido un verdadero encuentro extraterrestre. Le hubiera gustado visitar la nave por dentro, charlar con su tripulación y quién sabe, incluso dar un paseito por el espacio. Y ya puestos ¿por qué no sacarles material para una antología extraterrestre? En cualquier caso, al llegar a casa, escribiría un relato contando lo sucedido.
Sin mediar palabra, Vicente arrancó. Unos metros más adelante, el equipo técnico y artístico lo escudriñaban de reojo. Vicente aceleró y se alejó del lugar. El vendedor que había en él se sintió satisfecho de salir indemne y con su ano intacto. Pero el escritor, estaba desilusionado de que aquello no hubiese sido un verdadero encuentro extraterrestre. Le hubiera gustado visitar la nave por dentro, charlar con su tripulación y quién sabe, incluso dar un paseito por el espacio. Y ya puestos ¿por qué no sacarles material para una antología extraterrestre? En cualquier caso, al llegar a casa, escribiría un relato contando lo sucedido.
Pepe Pereza, ex actor de cine y teatro.
Cinco libros de relatos:
“Putas” publicado a finales del año pasado (en formato digital) en la Revista Groenlandia.
“Amores Breves” una editorial lo publicará en octubre del 2012.
“Momentos extraños” Inédito.
“Los colores de la infancia” Inédito.
“Relatos de humo ( y hachís)” Inédito.
Publicaciones en revistas digitales literarias: Agitadoras, Groenlandia, Narrativas, Al otro lado del espejo, Cruce de caminos, La Fanzine, En Sentido Figurado y próximamente en la revista publicada en papel Vinalia Trippers…
Publicaciones en los blogs de los escritores: MJ Romero (Alfaro), David González, Vicente Muñoz Álvarez, Patxi Irurzun, Carla Badillo Coronado, Luís Miguel Rabanal, Alfonso Xen Rabanal, José Ángel Barrueco, Esteban Gutiérrez Gómez, Gsús Bonilla, Javier Das, Begoña Leonardo…
Cinco libros de relatos:
“Putas” publicado a finales del año pasado (en formato digital) en la Revista Groenlandia.
“Amores Breves” una editorial lo publicará en octubre del 2012.
“Momentos extraños” Inédito.
“Los colores de la infancia” Inédito.
“Relatos de humo ( y hachís)” Inédito.
Publicaciones en revistas digitales literarias: Agitadoras, Groenlandia, Narrativas, Al otro lado del espejo, Cruce de caminos, La Fanzine, En Sentido Figurado y próximamente en la revista publicada en papel Vinalia Trippers…
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lunes, 17 de mayo de 2010
ROBOTALIEN by Santos Martínez Perandones.
Hola, soy Santos Martínez Perandones. Te envío esta "ilustración", que fuera de usar los métodos convencionales como el lápiz de color, la acuarela, gouche, etc... he querido hacer algo más fotorealística. Espero que encaje con vuestra filosofía. La imagen tiene su curro, no es un corta y pega, jejejeje.
Podéis ver trabajos míos en las webs;
http://www.cylcultural.org/galeria/principal.htm
http://www.apiv.com/guia
con el nombre de Santos Martínez Perandones
También he hecho ilustraciones para Ministerio de Cultura, Azul Eléctrico y Valladolid Web Musical, en el apartado de León:
http://www.cylcultural.es/leon
Hago más fotografía de eventos pero a veces alguna ilustración.
Etc, etc, etc,........
A ver si os gusta y colaboramos más a menudo.
Gracias por todo.
sábado, 15 de mayo de 2010
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