levantarse amaneciendo en la chabola, y salir a ese crepúsculo que cubre el barrio con su manto de esperanza en el castigo. los olores y las voces lejanas, la luz y el movimiento circular, los chamacos violentos con sus promesas de odio......
el que no haya molido ese café con miedo, nuca sabrá el aroma que desprenden los pucheros del agobio, el café que se prepara con el agua amarga del rocío, el aroma que desprende el pulso de la ansiedad. es todo o nada al alba, es el juicio en la última mañana. lo jugamos deprisa deprisa y ahora toca zumbar con lo puesto, deprisa deprisa y sin que te den a elegí. deprisa deprisa, ¿se puede pedir algo más o mejor?
Gabi Oca Fidalgo