El primer escuadrón de transbordadores estelares de asalto llegó a la órbita de Ison atravesando el puente cósmico de Einstein-Rosen. La conquista del planeta entraba así en su fase definitiva. En unas pocas horas, cuando la flota estuviera al completo, exterminarían a los primitivos homínidos de Ison y se apropiarían de todos sus recursos naturales.
El comandante Tauros estaba exultante. Muy pronto entraría en combate. La adrenalina le recorría el cuerpo provocándole una enorme satisfacción. Para celebrarlo descorchó una botella de turboanabolizantes, brindando con los capitanes, y se tragó un pastilla de supraplacer sexual y otra de macroéxtasis. El azul de Ison que podía contemplar desde el panel de mando del transbordador estelar era semejante al de su planeta, la Tierra. Entre gemidos y convulsiones provocados por las drogas inocuas, Tauros se trasladó mentalmente a la fecha histórica de 3523, año en el que su especie, los Tores, fueron concebidos.
Las potencias mundiales los crearon utilizando una mezcla de ingeniería genética y robótica. Eran soldados perfectos para la guerra, ejércitos invencibles de superhombres y supermujeres.
A través de su implante mnemónico recordó también la fecha en que lograron la dominación total de la Tierra imponiendo la ley marcial. Todos los Sapiens supervivientes tuvieron que huir del planeta alojándose en estaciones espaciales itinerantes.
Hoy también es un día histórico -pensó. Sus nombres quedarían grabados con bytes de oro en los implantes cerebrales.
De repente una señal de alarma le despertó de sus pensamientos.
-Mi comandante, hemos detectado varias naves no identificadas que se dirigen hacia nuestra posición.
-No puede ser. Eso es imposible. ¿Está seguro? -respondió sorprendido mientras se tomaba una pastilla neutralizadora de las drogas.
-Completamente. Contactarán con nosotros en quince segundos.
Las naves pertenecían a los Shorkres, una especie insectaria evolucionada que habitaba las regiones externas de la Vía Láctea. Habían detectado las señales de alarma que años atrás les enviaron los Sapiens. Y decidieron acudir al encuentro. Ellos eran una especie altruista. No utilizaban las armas sino el control mental.
Casi sin tiempo para la reacción, lanzaron toda su energía mental sobre la flota de los Tores. Éstos, acto seguido, empezaron a comportarse como monos. Lanzaban gritos, gesticulaban como chimpancés, se subían a los altillos, fornicaban entre sí compulsivamente y cagaban por los pasillos. Habían sido reducidos mentalmente.
No subestimaban a los torianos. La confrontación con genéticas orientadas a la batalla resultaba muy complicada para una especie altruista como los Shorkres.
Y así comenzó una nueva guerra galáctica. Una guerra que tiene lugar periódicamente en el Universo cada varios millones de años. Cuando las especies depredadores evolucionadas luchan contra las altruistas.
Forma parte de la naturaleza del Universo. Desde el Big-Bang. Es la eterna lucha entre el bien y el mal.
David Suárez, “Suarón”.
1 comentario:
Hey, un saludo y muchas gracias por colgarlo.
Muy acertada la imagen que pusisteis de un "reptiliano". Algo así era lo que quería recordar con el relato. El proceso de evolución "humana" que describo podría perfectamente suceder. Si se crean ejércitos genéticos su naturaleza les llevaría a tomar el poder en la Tierra y a someter al resto.
Por otro lado ese proceso o esas especies depredadoras puede que ya existan en el Universo e Ison seamos nosotr@s. La teoría de los reptilianos que pulula por internet se basa en algo así. jejejejejejejejjaaje.
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