miércoles, 12 de mayo de 2010

Biblias de Tijuana/Javier Esteban Gayo

Hay siete millones de topónimos en el idioma nuctruropeo que, siguiendo las indicaciones filológicas de las escuelas lastrobinzandesa, euskarajesuítica y súbitazudense, acuñó la primera República Popular de Caucasia como una evolución «legítimada por la Historia» del primitivo esperanto. El francés absorbía como una ameba el inglés para nutrir un proceso de ósmosis hacia un alemán surcado por vectores mitocondriales del español y latigazos de italiano. Por ejemplo. «El Hombre no va a estar solo, rezaban los prospectos» —ya no nunca diccionarios— que las escuelas repartían junto a jeringuillas del hervor salino que había demostrado ser más eficiente para corregir las sinapsis lingüísticas que cualquier método de Mil Palabras. El matrimonio Salesia, autores de la «Magna Arquitectura del Encuentro» —Consistorio Carolingio dixit, circa 2078— no desarrollaron interjecciones ni tacos: dejaron la labor en manos de los primeros sujetos experimentales. Muy bien hecho, añadp yo. El noctruropeo o caucasio es el idioma menos agresivo que se conoce —apenas existe el vocativo y los imperativos de disuelven en una sintaxis declaradamente neoliberal— pero comprende doce mil trescientos quince sinónimos del verbo joder y ochenta y tres mil quinientos sesenta y siete del sustantivo coño. «Somos un Pueblo eminentemente genital», tuvo que admitir el profesor Salesia al final de sus días, cuando testificó en Budapest durante el gran proceso contra los crímenes históricos de la pornografía post-soviética. Sus palabras, que aquí ofrezco traducidas por una elemental custión de cortesía, no impidieron el ahorcamiento de la efigie de doscientos veintisiete productores y cámaras y el pago, por parte de sus herederos intelectuales, de una copiosa indemnización a los descendientes de actrices y actores que hasta la sexta generación arrastraban innumerables abominaciones por culpa de los lubricantes combinados con retardadores químicos del orgasmo. Y a sus víctimas. Dañadas por errores sin control ni perspicacia de sí mismos como la telepatía o la convicción de ser telépatas ―que da lo mismo―. Miles de caucasios se sentaban unos junto a otros en silencio vigoroso para mantener conversaciones exclusivas dentro de sus cráneos. Aquel marasmo comunicacional produjo por sí solo una contracción de tres puntos en el producto interior bruto de la joven República. «Suficiente, digo yo», suspiró el Consistorio Carolingio cuando firmó por sextuplicado la sentencia y su alivio se resumía en tres millones de sinónimos sobre los que creo que no viene muy a cuento a estas alturas demorarse.   


Javier Esteban Gayo, es el primer abducido por la segunda fase del Plan 9 del especio exterior de Vinalia Trippers. Este periodista y escritor de Alcalá de Henares ha colaborado en  revistas y fanzines como Los Noveles, Letralia, Margen Cero, Bar Sobia, Elefante Rosa, El Fantasma de la Glorieta, Fábula, Narrativas, La Bolsa de Pipas, Oniria, Artifefex, Monografico.net, Interrupciones, Cuadernos del Matemático y Caldo de Cultivo. 




Javier publica el blog: El noble arte de hacer enemigos

gracias Javier, el Plan 9 ya es imparable

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