martes, 8 de junio de 2010

EL ÚLTIMO DÍA por Begoña Leonardo.


La puerta estaba abierta, pensé que al llegar de la calle se la habría dejado en un descuido, la edad no perdona... Las cortinas estaban corridas, como si fuera media tarde, aunque apenas era la hora del almuerzo, eso sí me extrañó. Y un olor raro, rancio, impregnaba el ambiente.


Me asustó de repente el timbre del teléfono...


-¡Tía, el teléfono!, ¿dónde estás?... No obtuve respuesta. Descolgué, pero nadie dijo nada... Y colgué enseguida.


Me dirigí al salón, tenía una sensación... Me sentía observada; aquella casa me provocaba angustia, y desde niña había evitado pasar en ella nada más que el tiempo estrictamente necesario. Tan gótica, parecía estar siempre a punto de pasar algo malo...

Mi tía es la hermana pequeña de mi abuela Marina, la que al final, después de numerosos pleitos, se quedó con aquel caserón familiar, que desde luego yo no quería ni en pintura; aunque he de reconocer que algunas obras de arte colgaban de sus paredes.

-¡Tía!, volví a llamarla...

De repente, envuelta en una neblina, una figura inquietante y desconocida avanzaba hacia mí por el pasillo. Estaba aterrada, pero saqué un hilillo de voz para preguntar:

- ¿Y mi tía?

Como la respuesta se demoraba y mi corazón parecía desbocarse, no sé cómo, pero con una voz potente que en ese momento no reconocí como la mía, me arranqué con otra pregunta.

- ¿Qué está pasando?...

La mujer se aproximaba sin pronunciar una palabra, y con un gesto me pedía silencio. Estaba siendo devorada por mis pensamientos y me intentaba convencer, sin conseguirlo, de que tenía que prescindir de ellos... Seguro que era una vecina... Aunque... la única que alguna vez se acercó por aquí había fallecido hacía dos años...

Tenía frente a mí al ser más escalofriante que jamás había visto. Se me paralizó la piel; su cara pálida, su cabello lacio, tan bien peinado al milímetro, y toda de negro, parecía salida de una película de terror, claro que el decorado no era para menos...

Al fin, se dirigió a mí con ademanes calmados y serenidad irritante.

Me dijo:

-Tranquila, estábamos esperándote. Tu tía no se quería ir sin ti.


Begoña Leonardo


Nuestra amiga Begoña, siempre activa e inquieta, nos envía desde Zamora para Plan 9 este fanterrorífico relato inédito, que espero disfrutéis por su sitio. 

Bienvenida a la Tripulación.

4 comentarios:

pepe pereza dijo...

Muy bueno, Bego.
besazo

Begoña Leonardo dijo...

Jo, qué guai, me encanta estar aquí, y la foto, qué miedo!!!!

Besos y millón de gracias

xen dijo...

ahí estás tú, Bego... bienvenida...

josechu dijo...

Que miedo!
heres fantastica un abrazo